martes, 27 de octubre de 2009

VRAE: MIRÁNDOSE AL OMBLIGO

¿Qué ha pasado en el VRAE? Lo ocurrido se debe a la aplicación de estrategias, o si se quiere de ideas estratégicas. Todos los ataques de los sicarios del narcotráfico -como lo ha demostrado Jaime Antezana- obedecen a un objetivo. En el caso del Estado peruano también. Lo que se ha aplicado es una concepción según la cual el problema más importante es social, económico, no de seguridad. Casi todas las propuestas y los planes implementados en el VRAE podrían ser aplicados a muchas otras regiones del país en las cuales no existe una realidad llamada NARCOTRÁFICO.
Veamos cómo esta concepción se ha traducido en cifras. Hasta el año 2008 se ha invertido 486 millones de soles en total. Si bien esta cifra acumula los montos de gasto común de diversos ministerios, en general –leyendo los reportes con una buena dosis de bona fide- se evidencia una ejecución presupuestal hasta cierto punto eficiente. Precisamente por eso destaca que, por ejemplo, el Ministerio del Interior, que por entonces encabezaba la congresista Mercedes Cabanillas, sólo ejecutó 56 por ciento del ya de por sí magro presupuesto que le asigno Economía y Finanzas. De trece millones de soles sólo gastó siete millones trescientos mil. El caso de DEVIDA es patético. De los exiguos casi 11 millones que le asignaron sólo ejecutó 3 millones 300, es decir el 44 %. Es lógico. Si la prioridad es “el problema social”, los planes de sustitución de cultivos, o de combate en contra las actividades delictivas de los narcotraficantes, la seguridad, no son importantes.

Nadie niega que existe un condicionante social en el narcotráfico que empuja a muchas familias a cultivar coca. Esa determinante debe enfrentarse, pero es también obvio que sin seguridad estas regiones nunca saldrán de la pobreza. ¿Quién, qué empresario sin vocación suicida va a invertir en industrias extractivas o de transformación en las actuales condiciones? ¿Es el Estado quien va a dar trabajo? Si bien el aspecto militar no figura en los reportes, resulta sorprendente que el problema central del VRAE, es decir el NARCOTRÁFICO no aparezca, ni siquiera en las generalidades. Quizás no es tan raro si consideramos que en los centenares de políticas, recomendaciones, indicadores y paparruchas que componen ese gigantesco monumento al vacío y la obviedad que se llama Acuerdo Nacional no aparezca el tema narcotráfico.

Los responsables del Plan VRAE, como los burócratas del Acuerdo Nacional se parecen a esos monjes tibetanos que empleaban décadas en observar sus ombligos hasta creer que podían observar una ciudad entera, Jerusalem, representada en ese lugar de su anatomía. Sigan, sigan en ese plan muchachos, eso sí, avísennos si encuentran algo distinto a lo previsible.